Se trata de un material resistente, ligero, natural, y agradable de llevar, y es que la capacidad para transpirar la hacen adecuada para los climas cálidos, haciendo que no resulte pesada llevarla.
Otra de las propiedades que la hacen especial es su brillo. Es natural, y proviene de la manera en que se refleja la luz en ella, y esto es así por la sección transversal triangular con esquinas redondeadas que posee (ver figura). A pesar de la delicadeza que demuestra al tacto es uno de los tejidos naturales más fuertes que existen, salvo cuando se moja que pierden en parte su fortaleza.
Los materiales textiles y entre ellos la seda son giroscópicos, es decir son esencialmente sensibles a la humedad, provocandose variaciones importantes en cuanto a su resistencia longitudinal, a su brillo, y a su tacto. No es infrecuente que tras la aplicacion de un desmanchante de base acuosa sobre una prenda de seda, la zona tratada queda con el brillo mateado y con el tejido algo rugoso y acanalado (efecto gofrado).
Muchas sedas pueden lavarse en agua sin ningún riesgo, y los procedimientos de WetCleaning han ampliado esta seguridad, pero hoy por hoy el lavado en seco es el mejor procedimiento que se le puede dar a una prenda de seda. Mantendra practicamente intactas todas las propiedades: color, brillo, tacto, textura, aprestos, etc.