Si tiene espacio de sobra y un armario disponible, cuelgue los manteles con el menor número de dobleces posibles en perchas con barra redondeada, también puede ponerlos en perchas para faldas.
La mayoría de la personas, sin embargo, solemos guardar los manteles, sábanas y demás doblados en armarios o en cómodas. En ese caso, nunca los guarde dentro de bolsas de plástico, cajas de cartón o directamente en contacto con la madera, especialmente si es de cedro. Curiosamente provocan y aceleran la aparición de manchas amarillas porque favorecen la humedad, hongos...
Lo mejor es enrollarlos dentro de tubos de cartón ya que previenen pliegues, humedades y que el mantel se arrugue por el peso de los demás manteles. Si no tenemos la posibilidad de guardarlos en tubos de cartón una opción es hacerlo en papel de seda para evitar que amarilleen.
Envuelva la mantelería o bien con papel tisú (ni siquiera papel seda) o con una tela de algodón 100% o una vieja funda de almohada.
Coloque siempre abajo las piezas más pesadas, y luego coloque encima según ligereza.
Nunca meta prendas que has almidonado junto con otras que no, porque pueden provocar la aparición de manchas de humedad en las que no están tratadas.
Dos veces al año, saque las mantelerías que no use mas que en Navidad (por ejemplo) y doble de nuevo al contrario para evitar que se creen manchas o arrugas que luego serán imposibles de quitar.
Para prevenir el ataque de polillas, no utilice naftalina, su olor penetrará en la tela y puede traerle graves problemas a la hora de servir la mesa. Mejor, hacer bolsitas de gasa con flores de lavanda. Esta flor, además de dar buen aroma a su mantel, lo protegerá contra polillas, larvas y otros ataques.